Me refiero con vida digital a las tantísimas cosas que tenemos de nosotros en la red, en la nube o como quieran llamarle. No hace muchos años, la gente solía guardar sus fotografías en álbumes físicos, compraban discos de sus artistas predilectos, rentaban películas y hacían inversiones en cosas físicas para multiplicar su dinero. Sin embargo, todo ha cambiado, actualmente todo lo anterior lo podemos hacer de manera digital y esto ocurrió de manera gradual, casi sin que nos diéramos cuenta.
Pienso que en gran parte, Napster es uno de los responsables (sin querer) de nuestra actual vida digital. Desde su creación, la manera en la que conocimos el formato digital de música comprimida, sus líos legales, etc. Todo cambió la forma en la que vivimos, según mi punto de vista.
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Lo pongo en esta perspectiva: La gente descubrió que compartir música era fácil, el formato mp3 se popularizó, de manera que se volvió un estándar. Si ya teníamos música a la mano, compartir otras cosas también fue fácil: películas, vídeos, etc. El detalle es que todo estaba siendo ilegal, y aunque muchos artistas pudieron dar a conocer su material completo y popularizarse o darse a conocer gracias a esto, lo cierto es que las compañías disqueras, distribuidoras de películas y hasta la industria del porno, necesitaron con urgencia frenar el efecto que lo que esto les estaba costando. Las demandas empezaron y a la gente de Napster no le quedó opción que ir por la vía de lo legal y empezar a cobrar por descarga, pero realmente, ¿quién le pone precio a lo que usamos en internet?
El efecto Apple que se reprodujo
Napster no logró capitalizar bien su idea y terminaron en la quiebra (aunque aún existe y tiene un servicio parecido a Spotify). Pero entonces aquí aparecen los genios de la mercadotecnia del Siglo XXI: Steve Jobs y compañía. Mientras muchas personas seguían descargando música ilegalmente, “quemando discos” para mover su música y usando Discman’s compatibles con mp3, Apple tenía un As bajo la manga: iPod.
iTunes era el reproductor que utilizaba el reproductor de música y que también estaba disponible en PC para poder sincronizar los 2 dispositivos. Todo funcionó tan bien que cuando juntaron lo mejor de 2 mundos, el éxito fue aún mayor: el iPhone.
Google entró al ruedo con Android, pero con esto seguíamos teniendo que buscar la música por nuestra cuenta, descargarla y sincronizarla con nuestro teléfono. Otro “game changer” que entra aquí, es lo que todos conocemos como streaming, que si bien no fue invento del nuevo siglo, sí se popularizó debido a su practicidad.
Cuando YouTube se puso al alcance de todos nosotros – los mortales – nos encargamos de hacer contenido gratuito para dicha red social. Mientras, ellos sólo esperaron y comenzaron a generar ganancia del material que la gente había subido por voluntad propia, pero esto no tardó en monetizarse y ya conocemos el resto de la historia con los Youtubers, influencers y etcétera.
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Con el streaming siendo tan popular, era cuestión de tiempo para también la música se abriera en la vida digital. Entonces Spotify se hace internacional y extremadamente popular. En vez de pagar por un solo CD o canción, pagamos una renta mensual, con la cual obtenemos acceso ilimitado a millones de canciones que podemos guardar (pero más bien es como si nos las prestaran, siempre y cuando paguemos).
Netflix fue quien revolucionó la vida digital en términos de entretenimiento
Otro servicio de renta mensual con amplio catálogo y que derrumbó a las opciones tradicionales de alquiler de películas fue Netflix. Aprovechando las bondades del streaming y evitando que paguemos por cada película que queremos ver, como lo hacían ya otros servicios como iTunes. Netflix supo cómo cambiar la manera en la que vivimos nuestra vida digital en términos de entretenimiento. De nuevo, algo más se había convertido un estándar en nuestro día a día.
Los video juegos también cambiaron. Las consolas ya no eran multiplayer, ahora todo era jugar en línea, ya sea con amigos o desconocidos en cualquier parte del mundo y aunque esto tiene bastantes años sucediendo con los juegos de PC, se volvió algo predeterminado para todos.
Incluso muchos juegos se ponen a nuestro alcance por medio de descargas y de forma “gratuita”. Sin embargo no nos engañemos, porque sabemos que EN LA VIDA NADA ES GRATIS. Para poder hacer mejoras en nuestro juego, obtener beneficios especiales, entre otras cosas que facilitan el modo en el que jugamos, hay que pagar, comprar paquetes o monedas digitales, entre otras cosas.
Ni que hablar sobre las divisas digitales o criptomonedas, que también han tenido gran influencia en la manera de hacer nuestras transacciones. Incluso hay quienes hacen inversión en una especie de “bolsa de valores” de diferentes tipos de criptomonedas, o quienes producen con sus computadoras como si fuera una fábrica de monedas o billetes digitales, es decir: minan dinero.
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Cualquier persona tiene alcance a estos asuntos y los bancos también están haciendo uso de este tipo de cambio para hacer sus transferencias, entre otras cosas. Este es un tema bastante complejo, el cuál retomaremos después.
Dinero, dinero y más dinero para nuestra vida digital
Incluso servicios que por mucho tiempo fueron gratuitos o que tienen aún esa opción de no pagar (pero limitan su contenido), ahora tienen opciones de pago (hmm… Youtube). Ahora todos nos dan esa “facilidad” de pagar mensualmente, casi cualquier servicio. Y la competencia va en aumento en el ámbito que sea.
Cualquier tipo de software, también ya incluye rentas mensuales. Tener un espacio en donde podamos guardar todas nuestras fotos, documentos y vídeos, en la nube también tiene un precio de renta mensual. Los servicios de Streaming de cualquier tipo, cada vez son más, de modo que tener 2 o 3 distintos puede ser extremadamente costoso.
Amazon en su versión VIP (Prime) ya incluye su propio servicio de streaming, pero es más bien un Plus (aunque en un futuro no sabemos que vaya a pasar). Pero los demás como Fox, HBO, Netflix, Crackle, Hulu, Claro Vídeo y contando, no ofrecen más que el servicio exclusivo de películas y series ya sean propias o con licencia. De modo que si nos gusta una serie de aquí, otra de allá y otra de otro lado, será complicado y muy probablemente la gente termine recurriendo a buscar las series en lugares que no necesariamente sean legales.
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Si pagáramos cada cosa que nos ofrecen en los videojuegos o el servicio de renta mensual (que nos da derecho a utilizar los servidores para poder jugar en línea) de cada consola que usemos, también sería bastante dinero invertido en algo que no es real, pero que a cambio, tal vez nos de ciertas satisfacciones a la hora de jugar.
Suponiendo que pagamos un servicio de streaming de música, otro de películas y series, Office 360 en nuestra computadora, algún servicio mensual de juegos en línea, una membresía VIP para cualquier tienda en línea y algún otro tipo de suscripción a otro software o servicio, estaríamos gastando alrededor $10,000 pesos al año aproximadamente. Ahora imaginemos que utilizáramos aún más cosas ¡será la locura el costo de nuestra vida digital!
Pronto viene una plataforma de vídeo con mucha fuerza, por parte del monopolio o imperio más grande del mundo: Disney le viene a hacer competencia directa a Netflix. Esperemos a ver qué pasará en cuanto a precios y los servicios que ofrecen.
Nuestra vida digital está siendo muy cara y si sigue por este camino, con la economía como está, probablemente la piratería en vez de disminuir siga en aumento y cada vez más gente haga uso de ella. ¿Tú qué opinas? Si te gustó este artículo y quieres recibir otros como éste ¡100% libres de publicidad! suscríbete a nuestro newsletter aquí.
Carlos, el experto en tecnología de Tec-Check